El navegador GPS es una ayuda tecnológica estupenda cuando conducimos por zonas desconocidas, pero su uso no debe ser excusa para relajarse. La responsabilidad de todo conductor es llevar sanos y salvos al lugar de destino a sus pasajeros.
Además, el propio navegador delega toda responsabilidad en el conductor, todos estos dispositivos antes de empezar a funcionar muestran una pantalla con el siguiente mensaje: “Respete las normas de tráfico. El uso del sistema es su responsabilidad y no debe distraer su atención de la carretera, tráfico o de las condiciones atmosféricas. Consulte el manual de usuario para obtener más información. Confirmar”.
A veces las instrucciones no son comprensibles, la forma en que se expresan, debido a las traducciones pueden confundirnos, si no hemos entendido bien la explicación es mejor hacer caso omiso a la instrucción.
En otras ocasiones el calibrador del GPS no nos sitúa en el lugar exacto donde nos encontramos, puede situarnos en una vía paralela, una calle perpendicular… lo que provocará que sus instrucciones no sean correctas.
Otro problema que podemos encontrar es que no esté actualizada la cartografía del navegador GPS, si no se actualiza, por ejemplo, las direcciones de las calles pueden estar equivocadas. Debemos mantener actualizados siempre este tipo de dispositivos.
Debemos tener cuidado al introducir la dirección de destino para no cometer errores, existen lugares, pueblos, ciudades y calles con el mismo nombre.
Por último, las carreteras, calles o vías por las que nos desplazamos pueden tener variaciones circunstánciales y temporales, por ejemplo una obra, una tormenta, un accidente…
En resumen, si a la tecnología, pero el conductor es el último responsable, debemos mantener siempre la atención en la carretera.
Deja un comentario