Cuando la temperatura alcanza los 35ºC en el exterior de nuestro coche puede alcanzar entre los 60ºC y 80ºC en el interior de nuestro vehículo.
Estos son nuestros consejos para evitar que pases un mal trago al subir a tu coche si lo hemos dejado al sol:
Disponen un parasol en el parabrisas, con este método ayudamos a bajar la temperatura interior en unos 10ºC/12ºC, también evitaremos que el sol caliente el volante y los asientos. Además evitarás el envejecimiento de las partes plásticas o de piel de tu coche.
Deja dos ventanillas enfrentadas bajadas un par de centímetros para que circule el aire.
Lava el coche de forma regular, tanto en su interior como el exterior, cuanto más limpias estén las superficies del vehículo más fácilmente se eliminará el calor.
Revisa periódicamente el circuito del aire acondicionado, es importante que tanto el circuito de refrigeración del coche como el radiador se encuentren en perfecto estado. Si no funciona bien, el calor del verano hará que el motor se recaliente mucho más fácilmente, lo que aumentará el riesgo de averías.
Para evitar que nuestro aire acondicionado “sufra” arranca el coche con las ventanillas bajadas y conecta el aire más tarde, cuando hayas iniciado el trayecto, recuerda que debes utilizar los primeros minutos la recirculación, cuando el aire ya sea soportable cierra las ventanillas, apaga la recirculación y mantén el aire entre 21ºC y 22ºC.
Una pieza clave es el filtro de aire del habitáculo, este se encarga de detener las impurezas y el polen antes de que el aire pase de la calle hacia el habitáculo. Con el paso del tiempo acumula polvo, polen, bacterias y otros residuos, de los fabricantes recomienden cambiarlo al menos una vez al año o cada 15.000 kilómetros, o incluso antes si circula por terrenos sucios.
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